Las películas mondo han demostrado ser proféticas, destacando cuán audiovisual se ha vuelto nuestro mundo. «Me filmo, luego existo, luego existo». Para relatar cómo se concibieron, produjeron y dirigieron estas filmes, y para retratar el contexto en el que se crearon, Eugenio Ercolani primero se reunió con los cineastas y sus equipos. Recopiló más de 30 entrevistas, algunas inéditas y otras realizadas para la ocasión, con Ruggero Deodato, Umberto Lenzi, Massimo Antonello Geleng, Sergio D'Offizi, Me Me Lai, Francesco Barilli, Ovidio G. Assonitis, Sergio Martino, Martin Goins, Claudio Morales, Mino Loy, Lamberto Bava, Federico Del Zoppo, Roberto Donati, Massimo Foschi, Fabrizio Merlo, Luigi Montefiori, Zora Kerova, Giovanni Lombardo Radice y muchos otros.
Prepárate para un viaje al infierno verde, una lectura de la que quizás no salgas ileso. Eugenio Ercolani, autor y documentalista, lleva años trabajando en "Cannibal Worlds": el libro más completo y profundo dedicado a un género inherentemente escandaloso: las películas italianas de caníbales. Para revelar los secretos detrás de películas de culto como Holocausto Caníbal, ¡Comidos Vivos!, El último mundo caníbal, Caníbal Ferox y Antropófago. Eugenio conoció a todos los creadores del género, desde Ruggero Deodato hasta Umberto Lenzi, así como a las actrices, actores, guionistas, productores y supervisores de efectos especiales de estas películas. Para contarte cómo el género llevó las películas italianas de serie B a sus límites antes de ser arrasadas por la televisión. Eugenio también se rodeó de historiadores de cine expertos en estas infames películas: Alessio Di Rocco, Andrea Meroni, Rachael Nisbit, Troy Howarth, Mike Foster, Merlyn Roberts y Giacomo Calzoni.
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En 1972, Umberto Lenzi envió a su protagonista, un periodista, en Cannibalis, au pays de l'exorcisme / Il paese del sesso selvaggio, a un viaje a las profundidades del infierno en la jungla tailandesa, capturado por una tribu caníbal. Fuertemente inspirada en Un hombre llamado caballo, esta exótica película de aventuras con tintes de terror dio origen a un género por derecho propio, que se convertiría esencialmente en una especialidad italiana (hay gente que se come a los de su especie en muchas otras películas, pero las películas de caníbales son bastante exclusivas de los directores italianos). The Last Cannibal World (1977), de Ruggero Dedodato, Emanuelle and the Last Cannibals (1977), de Joe D'Amato, y La montaña del dios caníbal (1978), de Sergio Martino, sentaron las bases, antes de que Holocausto caníbal (1980) y Comidos vivos (1980) las catapultaran al estrellato, dentro de un cine popular italiano que ya sabía que sus días estaban contados.
Las películas del "ciclo caníbal" explotan lo que denuncian. Encarnan el problema tal como lo describen. Atormentan a sus espectadores mientras los acusan, pero rara vez se acusan a sí mismos. El género caníbal, al igual que la corriente mondo que lo anticipó, lleva el significado de la explotación a un nivel completamente nuevo, porque no se trata solo de explotar las fuentes inagotables del sexo y la violencia, sino de la hipocresía de los valores occidentales, todo en un torbellino de violencia y depravación que rara vez ha sido abordado por el cine convencional. Sin ser las primeras en abordar asesinatos crueles, violencia infligida no solo a humanos sino también a animales, violación, racismo y muchas otras atrocidades, de las cuales el canibalismo a menudo no es lo peor que vemos, estas películas cruzaron la mayoría de los límites que eran inconcebibles de transgredir en ese momento... en una sociedad italiana entonces sumida en sangrientos conflictos internos y una violencia política sin precedentes en su historia.
Hoy, al ver estas películas, podemos verlas como una moda repugnante de una época pasada o como entretenimiento extremo, diseñado por los mejores profesionales italianos de la época. Podemos rechazarlas o aceptarlas, pero no olvidemos que nos resultan mucho más cercanas de lo que nos gusta imaginar, no por la retórica que las alimenta, sino por cómo —consciente o, sobre todo, inconscientemente— reflejan las actitudes occidentales. Por su crueldad y las contradicciones morales que retratan, ciertas películas de caníbales —empezando por Holocausto Caníbal— han resultado proféticas, poniendo de relieve lo audiovisual que se ha vuelto nuestro mundo. «Me filmo, luego existo, luego existo».
Para relatar cómo se concibieron, produjeron y dirigieron estas películas, y para retratar el contexto en el que se crearon, Eugenio Ercolani primero se reunió con los cineastas y sus equipos. Recopiló más de 30 entrevistas, algunas inéditas y otras realizadas para la ocasión, con Ruggero Deodato, Umberto Lenzi, Massimo Antonello Geleng, Sergio D'Offizi, Me Me Lai, Francesco Barilli, Ovidio G. Assonitis, Sergio Martino, Martin Goins, Claudio Morales, Mino Loy, Lamberto Bava, Federico Del Zoppo, Roberto Donati, Massimo Foschi, Fabrizio Merlo, Luigi Montefiori, Zora Kerova, Giovanni Lombardo Radice y muchos otros.
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