viernes, 25 de mayo de 2012
VERSUS EDITA "20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO" (1916)
Estrenada el 24 de diciembre de 1916. 20.000 leagues under the sea supuso un verdadero acontecimiento en aquellas fechas navideñas. Los ejecutivos de Universal, con Carl Laemmle a la cabeza, habían invertido un abultado presupuesto de 200.000 dólares en la confección de una película que, por primera vez en la historia del cine, ofertaba espectaculares secuencias submarinas. Tales escenas, rodadas en las cristalinas aguas de las Bahamas, se debieron a la pericia de los hermanos Williamson, George y Ernest, quienes habían ideado una cámara especial y sumergible. El público de entonces quedó fascinado por las aún hoy efectivas tomas subacuáticas, que incluían la lucha a muerte de unos buzos contra un tiburón y un pulpo gigantesco.
Curiosamente, el filme adaptaba dos de las más conocidas obras de Jules Verne, 20.000 leguas de viaje submarino y La isla misteriosa, unidas ambas mediante el personaje emblemático del Capitán Nemo, aquí un vengativo y justiciero príncipe hindú de luenga barba, tal y como dicta la novela, en busca de su hija secuestrada años atrás. De esta forma, la pericia adquiere un cariz melodramático y exótico -del que carecía la célebre versión firmada en 1954 por Richrad Fleischer para Disney- donde se fusionan elementos tan dispares como inherentes al universo del cine de aventuras: la venganza como motor de acción, el reconocible paraje de la isla desierta, las sugerentes y peligrosas profundidades marinas, protagonismo de etnias enigmáticas a ojos occidentales... 20.000 leagues under the sea cumplió su objetivo y satisfizo a un público impresionable pero exigente, maravillado con los prodigios que el departamento de efectos especiales había manufacturado con esmero (impresionante la primera aparición del feroz submarino Nautilus).
El propio director del filme, el escocés Stuart Paton, que con ésta firmaba su decimosexta película, redactó el guión y compartió labores de producción con el legendario Carl Laemmle, cuyo hijo, en poco más de una década, alcanzaría la inmortalidad financiando grandes clásicos del fantástico -Drácula (1931), Frankenstein (1931), La momia (1932)...-.
Javier G. Romero (Catálogo FANTCAST, II Muestra de Cine Fantástico de Castellón. Abril 2005)
Más info: http://www.versusent.es/
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