jueves, 11 de octubre de 2012

DRÁCULA, UN MONSTRUO SIN REFLEJO. CIEN AÑOS SIN BRAM STOKER

  




Cien años después de la muerte de Bram Stoker (ocurrida en 1912), su maléfico personaje, el conde
Drácula, goza de una excelente salud. Este volumen recorre todos loa aspectos del vampiro: la literatura, el cine, la ilustración, el cómic… Descubre los secretos empleados por Stoker para componer su monstruo, repasa la biografía de este autor gigantesco que le quitó la novia a Oscar Wilde, se carteó con Walt Whitman y mantuvo una cordial amistad con Mark Twain. Indaga sobre la influencia que la novela ha tenido en el terror de los siglos xx y xxi… Pero, sobre todo,

El libro ofrece un completo catálogo de imágenes del vampiro, ardua labor para un ser que no emite sombra ni se refleja en los espejos. A través de más de cien fotografías e ilustraciones, muestra los
principales actores que han dado vida a Drácula en el cine, repasa todas las adaptaciones que se han
hecho de él en cómic, donde ha dado pie a numerosas secuelas, entre ellas la bella Vampirella dibujada por Pepe González y Enric Torres. El libro se completa con dos relatos vampíricos, El invitado de Drácula, una precuela a la novela escrita por el propio Bram Stoker; y Vampiro, de Emilia Pardo Bazán, el primer cuentos vampírico de la literatura española.

Durante el verano de 2012 la Fundación Luis Seoane de A Coruña organizó una exposición como homenaje al autor de Drácula, Bram Stoker, en el centenario de su muerte. Se recogían en ella manifestaciones del conde vampiro en la literatura, el cine, el cómic y la ilustración. En julio de ese mismo años la Universidad Internacional Menéndez Pelayo celebró, también en A Coruña, un encuentro sobre el mismo tema, donde participaron algunos de los mejores expertos en el mito cultural del vampiro. Fruto de ese trabajo surge Drácula, un monstruo sin reflejo, que pretende ofrecer una imagen real del padre del monstruo, Abraham Stoker (Clontarf, Dublín, 1847 – Londres, 1912), modesto escritor de novelas fantásticas que ha pasado a la historia de la literatura por Drácula (1897), una de las grandes obras del siglo XIX, consolidadora del mito tal vez más sólido y que mejor ha alimentado la cultura pop durante los últimos ciento quince años. Un siglo después de la muerte de Stoker —20 de abril de 2012—, su personaje, pese a haber nacido ya entre las sombras del sepulcro sigue disfrutando de una inmejorable salud. Tal vez sea el abrumador éxito del personaje lo que ha ocultado a su creador. ¿Quién era Stoker? ¿Por qué un funcionario graduado en Matemáticas en el Trinity College de Dublín, que después se ganó la vida como secretario del mejor actor británico de la época, sir Henry Irving, fue capaz de perfilar un mito a la altura de Cervantes, Shakespeare o los autores de la Grecia clásica?

Este libro pretende ayudar a despejar las sombras, recogiendo parte de la tradición vampírica en la que se inspiró Stoker, pero sobre todo repasando su biografía: su amistad con Walt Whitman o Mark Twain, a los que visitó en Estados Unidos, y su relación con otros contemporáneos victorianos como Oscar Wilde, Arthur Conan Doyle, H. G.Wells, Rudyard Kipling… Se aportan documentos que arrojan luz sobre el proceso creativo de Drácula hasta la publicación de la primera edición de la novela (The Yellow Book), de la que no existen ejemplares en la Biblioteca Nacional ni en la del Ateneo de Madrid —las dos más importantes de España—. Y se ofrece una antología gráfica de los ilustradores que han visitado al conde chupasangre desde 1897 hasta nuestros días, ardua tarea en un personaje sin sombra que no se refleja en los espejos.

No existe una edición canónica ilustrada de Drácula, no hay un Doré vampírico. Afortunadamente, la vocación teatral del texto de Bram Stoker, su espectacular dimensión escenográfica, atrajo enseguida a los cineastas. Desde que en 1922 Friedrich Wilhelm Murnau estrenó su Nosferatu —un título con el que intentaba ahorrarse los derechos de adaptación de la novela—, las salas de cine no han parado de espantarse con el monstruo. El cómic tampoco ha sido ajeno al virus maldito, con continuas versiones y adaptaciones del vampiro transilvano, lo que atestigua la dimensión popular de Drácula y acredita su aliento inmortal. Drácula no tiene patria. En una entrevista concedida el 1 de julio de 1897 al British Weekly, Stoker sitúa la leyenda del vampiro “en ciertas partes de Styria (…), China, Islandia, Alemania, Sajonia, Turquía, el Quersoneso, Rusia, Polonia, Italia, Francia e Inglaterra, además de todas las comunidades tártaras”. Ya que el novelista lo atrajo hasta Occidente, hemos decidido retenerlo entre esas fronteras que nos son próximas. Prescindimos del resto de las tierras exóticas donde habita y, obviamente, nos hemos esforzado por meterlo en nuestra propia casa, conscientes de que un vampiro nunca accede a un lugar donde no haya sido invitado previamente y de que esa fórmula —traerlo a casa— es la mejor que conocemos para extender su maleficio.
 


Drácula. Un monstruo sin reflejo



Cien años sin Bram Stoker
Varios autores




Coordinador: Jesús Egido

192 páginas a 4/4 colores



Encuadernación en rústica con solapas y
cuadernillos cosidos al hilo

PVP:22,95 Euros

ISBN: 978-84-940405-8-0


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