El cierre de la emblemática librería de cine Metrópolis, en la ciudad de San Sebastián, ha conmocionado el mundo cultural vasco. Es otro santuario del libro que sucumbe a la caída de ventas por la crisis general que sufre el país y por la propia crisis del libro tradicional frente a la competencia de internet -muchas veces desleal-, del libro electrónico -que gana cada vez mayores adeptos- y de la ampliación de la venta de libros a todo tipo de establecimientos comerciales. En los últimos años se calcula que ha desaparecido aproximadamente un 30% de las librerías españolas, en una tendencia preocupante.
Era habitual cada año, durante la celebración de la Semana de Cine Fantástico y de Terror, acudir a Metrópolis para adquirir el catálogo o el libro correspondiente a cada edición. También era frecuente la afluencia de actores y profesionales del cine de todo el mundo durante el Festival de Cine Internacional de San Sebastián.
El director Juan Piquer posa durante su visita a la exposición dedicada a su trabajo en la librería ese mismo año.
Las librerías y el sector editorial en su conjunto deben redoblar sus esfuerzos para afrontar la crisis y adaptarse con nuevas estrategias a la competencia que irrumpe desde otros ámbitos. Pero las autoridades, y la sociedad en general, deben tener también muy presente que las librerías no son únicamente comercios en los que se venden libros, sino que constituyen también un enorme patrimonio, tanto cultural como ciudadano, que hay que preservar. Habrá que estudiar la mejor forma de hacerlo, quizá con apoyo público cuando se pueda o con líneas de financiación especiales, pero de entrada sería ya una enorme ayuda combatir la competencia desleal que se produce a través de internet por parte de las grandes librerías digitales que están domiciliadas en paraísos fiscales y que apenas pagan impuestos.
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